En el año 1892 las principales personalidades de los rumanos de Transivania elaboran una memoria dirigida a la corte imperial de Viena, mediante la cual protestan contra la situación de los étnicos rumanos de Transilvania que representaban la población mayoritaria y solicitaban que fueron cumplidos sus derechos naturales. En el año 1892 una delegación rumana intentó entregar al emperador Franz Joseph (Francisco José) la memoria, pero no fue recibida por éste.
En el año 1894, los memorandistas fueron llamados a juicio en Cluj; el juicio tuvo lugar en la sala Reduta (Reducto), en el actual edificio del Museo Etnográfico de Transilvania. Por la sentencia ellos fueron condenados a cárcel y la actividad del Partido Nacional Rumano fue prohibida. Como consecuencia de la intervención diplomática del rey de Rumanía, Carlos I de Hohenzollern-Sigmaringen, las autoridades indultaron a los condenados.
Al cumplirse 100 años desde este evento, en 1994, las autoridades locales decidieron emplazar en el centro de la ciudad, en Piaţa Unirii, al entrar en la avenida Bulevardul Eroilor, un monumento en honor a los que representaron la comunidad rumana en aquellos tiempos. El monumento es obra del escultor Eugen Paul, tiene una altura de aproximadamente 18 metros y en la inscripción del basamento las palabras de Ioan Raţiu: “La existencia de un pueblo no se debate, sino que se afirma!”